El día 18 de enero de 2.012, fue inaugurado en Copenhague, este Año Europeo, organizado por la Comisión Europea y la Presidencia danesa de la UE.
Tiene por objeto concienciar a la ciudadanía sobre el “envejecimiento activo”, especialmente en la participación en la sociedad y la vida independiente de las personas mayores para lo cual es necesario que nuestros responsables políticos fijen ya compromisos políticos y emprendan acciones concretas en este tema de tanta trascendencia para la convivencia ciudadana.
El cambio demográfico requiere, sin más dilación, una nueva evaluación de la vejez, el reconocimiento y la promoción del envejecimiento activo.
Es también imprescindible la difusión de una imagen realista de la vejez que nada tenga que ver con los estereotipos negativos que se difunden en la actualidad por los medios de comunicación.
Se debe pasar del paternalismo al emponderamiento, es decir que las personas mayores individual y colectivamente asuman la gestión y protagonismo de sus propias necesidades como grupo social para impulsar los cambios positivos necesarios de la situación en la que viven, como ya lo exige la sociedad civil.
A nadie se le oculta que el envejecimiento es un proceso vital que supone una continuidad del desarrollo personal de las personas, el cual se enriquece con la sabiduría que da la vida, acumula experiencia y se gana en sensatez, prudencia y discreción.
El envejecimiento activo es también, vivir bajo la responsabilidad de cada uno y hay que dar forma activa a los años y mantenerse activo en el conocimiento. Poner vida a los años y vivir de los proyectos y no solo de los recuerdos, porque según Ramón y Cajal: “Uno es viejo cuando pierde el interés intelectual”.
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