miércoles, 5 de enero de 2011

UN PERRO INTELIGENTE

















TEJO, se llama el can, nacido en Villanueva de la Vera (Cáceres) en el año 2.002, animal de ojos  vivos, brillantes, pelo castaño… de una paciencia a prueba de niño hiperactivo. Un perro obediente, bien enseñado, sin raza específica, es decir, un perro sin “pedigrí”.

Vive a caballo entre su piso en la ciudad y su casa de campo en las estribaciones del Almanzor, emblemático pico en la Sierra de Gredos.
Viene a Madrid de vez en cuando, cuando su dueño Mario, mi hijo más pequeño, viene con su hijo Pablo, mi único nieto, a visitarnos, a nuestra casa en la calle Caramuel, nº 38.  Cuando llega nos mueve el rabo muy zalamero como saludo y se retira muy prudente a su sitio que tiene reservado.

Hasta aquí todo normal, lo excepcional ocurrió el día de Navidad:
Resulta que todos los años Mario y otro de mis hijos David que es el segundo, Emilio el mayor vive en Marbella, organizan por Navidad un torneo de futbol de aficionados con varios equipos en el Barrio de Usera y ya van por la decimoséptima edición, con la curiosa denominación de “Torneo Antinavideño”.
En esta ocasión Mario se llevó a su perro en su furgoneta a media mañana y Tejo, como de costumbre, se acomodó al lado del vehículo, sin crear ningún problema, pero eh aquí que hacia  las cinco de la tarde empezaron a sonar cohetes y petardos en la zona, y ya se sabe que los petardos a los perro les ponen muy nerviosos y se asustan sobremanera y optan por esconderse lo más que pueden.
Quizás Tejo, no encontró ese escondite apropiado y tomó la drástica decisión de escaparse.
Cuando Mario se dio cuenta de la ausencia de su querido perro, le entró un cierto pánico y movilizó a todos sus amigos para  buscarle desesperadamente.
Pasado el tiempo casi dos horas, sin rastro de Tejo, Mario nos llamó a casa para decirnos el percance y que fuéramos a la calle a ver si, por casualidad, aunque parecía imposible, Tejo había optado por venirse a casa y si había sido capaz de encontrarla.
Bajamos de inmediato a la calle y cuál sería nuestra sorpresa, al ver a Tejo, jadeante, acurrucado al lado de la puerta de la calle, esperando a que alguien le abriera.
Nuestra alegría y también la de Tejo fue indescriptible y prefiero no narrarla ante el peligro de no acertar a darle la dimensión adecuada y que cada lector se la imagine.
Por si alguien no se sitúa bien en el plano de Madrid, quiero decir que Usera, dista de nuestra calle Caramuel, en la Puerta del Ángel, nueve estaciones de Metro de la línea 6 circular, con infinidad de calles, varios parques, el río Manzanares, coches, más coches, infinidad de coches… gente, mucha gente… con la dificultad añadida de que Tejo no había estado nunca en Usera y esa mañana había ido en furgoneta.

Un recorrido posible:
Campo del C.F.ZOFIO en el Parque Emperatriz María de Austria y por la Avenida Princesa Juana de Austria llegar a la Plaza Fernández Ladreda, tomar la calle Antonio Leyva hasta la Glorieta Marqués de Vadillo, coger el Paseo del 15 de Mayo hasta el Paseo de la Ermita del Santo, girar a la calle Sepúlveda, cruzar el Parque Caramuel y llegar por fin a la calle Caramuel.
Una verdadera odisea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario